Se trata del lugar en que se encuentran en forma cotidiana los santiagueños de todas las clases sociales, todas las edades y de todos los rincones de la provincia. Es el mayor centro social y cultural pues allí concurren vendedores de todos los barros de la ciudad y sus alrededores, visitantes llegados desde todos los departamentos y turistas ávidos de conocer parte de la esencia de lo nuestro.
El actual edificio del mercado Armonía fue inaugurado el 15 de febrero de 1936. Fue construido en el mismo terreno que ocupara el viejo mercado fundado por el gobernador Absalón Rojas.
Quizás por su antigüedad, tal vez por su proximidad a la plaza Libertad, ya sea porque allí se dan cita vendedores y parroquianos de todos los rincones de la ciudad y el campo de la provincia, es uno de los lugares más queridos por todos los santiagueños, el que conserva la identidad y en el que se funden todas las clases sociales para comprar o degustar algunos de sus productos más característicos.
Se desarrolla en sentido longitudinal (eje este-oeste) paralelo a la calle Pellegrini. Posee una bóveda paraboidal de 100 metros de largo por 28 metros de ancho y 17 metros de altura. A los costados posee dos naves con techos planos que totalizan, incluida la bóveda, 45 metros de frente. Dos plantas integran sus espacios de uso. Originariamente en planta baja tenía 276 puestos más 32 locales de comercio hacia el exterior. Su infraestructura de apoyo se compone de cámaras frigoríficas, depósitos, oficinas de administración, baños, montacargas.
Fue diseñado por el ingeniero Jorge Kalnay, con asesoramiento de empresas alemanas.
Pese a remodelaciones e incorporaciones de elementos extraños, conserva su majestuosidad.
En su origen fue propiedad de la municipalidad, pero en la década de 1980 se lo privatizó, siendo su concesionaria la cooperativa “La Armonía”.
Allí es posible hallar una variedad inmensa de platillos típicos para degustar, como locro (de invierno y de verano, este último con menos ingredientes), empanadas, pastelitos, bombas de papa, quipis, pizzas, sandwichs de milanesa, lomitos, guisos, ensalada de pata, tortillas de papa y de acelga, entre las más visibles.
Hay carnicerías, verdulerías, panaderías, pescaderías, pollerías y fiambrerías, principalmente, pero también se vende ropa, yuyos, medicinas caseras o alternativas, cabritos, gallinas vivas, lechones recién faenados y los más variados productos artesanales, como canastos de Las Termas, mates, bombos, ceniceros.
En suma, se trata de uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad y de la provincia, ya que desde los veintisiete departamentos todos los días quienes vienen a hacer trámites a la capital, se llegan aunque sea un rato a caminar por sus pasillos y enterarse de las novedades que depara la ciudad.