Cuando los santiagueños que están lejos del pago piensan en alguna planta típica, una de las primeras que se le viene a la cabeza seguramente es el chañar (Geoffroea decorticans), árbol de la familia de las fabáceas (o leguminosas) de corteza verde amarillenta y fruto dulce y comestible. Su madera medianamente pesada es apta para carpintería, y como carbón y leña.
Tiene un fuste erguido cuando crece aislado pero es arbustivo cuando crece en bosquecillos. Llega a los 3 ó 10 metros de altura con un tronco que puede superar los 40 centímetros de diámetro, la corteza se desprende longitudinalmente en fajas irregulares por debajo de las cuales aparece la nueva corteza verde.