Pequeñita, casi invisible en el centro de la ciudad, Catamarca y 24 de Setiembre, sin embargo es una de las capillas que más tradiciones y recuerdos guarda del tiempo de la organización nacional en Santiago. Su nombre es debido a que las montoneras de gauchos que salían a luchar luego de 1853, allí tomaban gracia por última vez, antes de partir al combate.

Está ubicada en Catamarca y 24 de Septiembre, frente al triángulo de la placita Andrés Chazarreta, una de las más bellas y desconocidas de la ciudad.

Esta capilla se debe a la devoción de la familia Sotelos, quienes construyeron un oratorio para venerar a María Santísima, en su advocación de la Virgen de la Merced.

Esta devoción se vio acentuada por la concurrencia del general Antonino Taboada y sus soldados que pedían protección cuando salían a luchar por la organización nacional.

Dice la tradición que tras el triunfo en la batalla de Pozo de Vargas, en La Rioja, en 1867, las tropas de Taboada volvieron a agradecerle con sus oraciones a la Virgen. Desde esa época se la llama «Virgen de la Montonera».

Luego se hizo costumbre la formación de soldados para celebrar a la Virgen, sobre todo en las procesiones en las que la imagen se lleva al templo de la Merced, acompañada por música y banderas argentinas.

Así, lo que fue una celebración familiar de los Sotelos pasó a tener entidad popular.

En el siglo XX, la propiedad estuvo a punto de ser rematada por deudas que habían contraído los descendientes de los primitivos dueños. Po eso en, nucleada por don Andrés Chazarreta, que vivía a dos cuadras de allí, se formó una asociación vecinal que inició acciones para salvar la propiedad y la imagen de la Virgen. Pidieron al gobierno que se hiciera cargo de la deuda y declarase al oratorio Monumento Histórico Provincial. Lograron su cometido el 26 de septiembre de ese año, por una ley provincial.

El historiador santiagueño Orestes Di Lullo, mientras ocupó el cargo de Intendente de la ciudad, dispuso la reconstrucción de la capilla, las tareas concluyeron en 1944.

Su línea arquitectónica es neocolonial. Fue proyectada por el arquitecto Aníbal Oberlander. Consta de una sola nave y techo a dos aguas.

Tras cruzar la puerta de acceso se observa un único altar en el cual hay una talla de más de un metro de la Virgen que fue traída desde Perú en 1820 aproximadamente. La imagen tiene un rico atuendo, joyas y ofrendas de sus fieles.

 

La fiesta es el primer domingo de octubre. La celebración litúrgica se realiza en la capilla y los actos cívicos en la plazoleta de enfrente, donde se levanta un busto del general Antonino Taboada y otro de Andrés Chazarreta. Acompañan la fiesta cuerpos de la Policía de la Provincia, la Banda de Música, autoridades eclesiásticas y civiles y numerosos devotos de la Virgen.