Hay varias razones por las que quienes vengan al Moto GP de la República Argentina, deberán llegar unos cuantos días antes o irse unos días después, la más importante tiene un nombre propio: Santiago del Estero. A menos de 45 minutos en automóvil de Las Termas de Río Hondo, lugar que albergará el campeonato, se alza la capital de los santiagueños, la más antigua capital del país, ciudad que se ha remozado en los últimos años y que los aguardará con los brazos abiertos.
No se hablará en esta nota de la calidez de su gente o de su proverbial hospitalidad pues se trata de un valor que viene sobreentendido en los genes de esta tierra. Acostumbrados a recibir en su casa a los turistas, los santiagueños tienen una especial manera de ser que provoca en quienes los visitan que en seguida se sientan como en su propia casa. Pero es algo de lo que no les gusta jactarse.
Como ciudad antigua, guarda en sus templos católicos reliquias antiquísimas de gran valor patrimonial y factura casi siempre colonial, viejas imágenes, cuadros que llegan desde remotos tiempos en que la provincia era una parte de España, objetos usados por santos que pisaron esta tierra, son parte de esa herencia que generación tras generación los habitantes de esta tierra se pasan de padres a hijos. Gran parte de la historia de la provincia se cuenta en las iglesias Catedral, la Merced, Santo Domingo, San Francisco (con la celda capilla que habitó San Francisco Solano), Belén y el pequeño pero bellísimo templo que alberga la imagen de la Virgen de la Montonera.
El Centro Cultural del Bicentenario es un complejo edilicio que se levanta al frente de la plaza Libertad, con tres museos resumidos en un solo. El de Ciencias Naturales y Antropológicas, el Histórico y el de Bellas Artes. El lugar fue usado durante mucho tiempo como Casa de Gobierno primero y como Jefatura de la Policía después. El frente sobre la plaza ha sido revalorizado y remozadas sus viejas dependencias, de manera que allí se emplaza el museo histórico. Pero obligadamente la visita debe comenzar en el museo antropológico, en el que los turistas harán un recorrido sobre la composición de estas tierras y sus animales antes de la llegada del primer hombre, después los indios y luego la amalgama de civilizaciones que surgió con la llegada del hombre blanco. De lo que ocurrió luego de la Revolución de Mayo se ocupa la parte histórica y el museo de Bellas Artes, con permanentes muestras itinerantes es un testigo de lo que son capaces los creadores de la provincia y de la Argentina.
Detrás del Centro Cultural del Bicentenario, el mercado Armonía abre sus puertas de lunes a sábados: es el botón de muestra de lo que son los santiagueños, su idiosincrasia, su forma de ser, sus costumbres, su forma de hablar y, por supuesto, sus comidas. Gente de todos los barrios de la ciudad y de lugares lejanos de la provincia se da cita allí todos los días para hacer alguna de las cuatro comidas, para comprar verduras, frutas, carne, especias. Pero también están a la venta objetos artesanales, mates, sombreros, bombos, canastos, dulces y vinos caseros, hierbas medicinales, que recordarán al turista su paso por la ciudad. De factura auténticamente popular, estos recuerdos son una muestra cabal de lo que son capaces de hacer con sus manos los santiagueños. En ellos se reconocerá el buen gusto español mezclado con lo indígena y un toque multinacional, producto de las nuevas culturas que penetran en esta tierra a través de la televisión y otros medios.
La plaza Libertad, frente al Centro Cultural del Bicentenario, es un también un clásico de la ciudad. A su alrededor hay confiterías para todos los gustos, desde las más humildes hasta las más exclusivas, todas con un precio muy acomodado. Todos los días, cientos de santiagueños se dan cita en algunos de sus muy buenos bares, en los que se hallará no solamente lo que lo que en otros negocios similares en todo el país, sino también especialidades propias, como chipacos, empanadas y otras. Dentro de unos días será habilitada la gran reforma que sufrió durante este último tiempo, revalorizándola para hacerla más amigable con los peatones y brindando un espacio más amplio aún para quienes se sienten a tomar fresco.
De día un paseo por la calle Tucumán y la Absalón Rojas, son citas imperdibles en las que los visitantes mirarán sus vidrieras y sentirán la manera en que late la ciudad como una entidad propia, que trabaja, ora y duerme todos los días, ajena a lo que no sean sus propios intereses. Por allí se llega a la Casa de Gobierno, un edificio moderno con reminiscencias de la arquitectura colonial, emplazada frente a la plaza San Martín, una de las más cuidadas de Santiago. Y un poco más allá, por la avenida Alvear, se alza el Fórum, el más moderno centro de convenciones de la Argentina, capaz de albergar a 3.500 personas sentadas y en el que, en poco menos de dos años de habilitado ya se han llevado adelante importantísimas reuniones nacionales e internacionales.
Santiago también tiene un importante corredor gastronómico en la calle Roca, a tres cuadras de la plaza Libertad. Empieza en la terminal de colectivos, pasa por frente al Fórum y se extiende por más de diez cuadras en las que es dable hallar de todo tipo de comidas, pastas, carnes, pescados, verduras en restaurantes y bares que sirven comida italiana, árabe y sabores gourmet. Hay además parrilladas, pizzerías y sandwicherías para todos los gustos y acomodadas a todos los bolsillos. El parque Aguirre también ofrece intimidad en algunos de los carritos estratégicamente ubicados en un ambiente natural, rodeados de casuarinas. Allí mismo hay un parque con juegos y atracciones para los niños de cerca de una hectárea y media en la que podrán divertirse a sus anchas. Y la incomparable vista del río Dulce que, a la hora que sale la luna, congrega a paseantes y enamorados a observarla desde alguno de sus bellísimos rincones.
Por supuesto que esto no es todo, hay en los santiagueños un innato sentido musical que los lleva a que en cada casa haya una peña, y su música más tradicional, la chacarera, tiene un ritmo que hará vibrar cada fibra de quienes la oigan en su lugar de origen. Y están sus mujeres, tan bellas como las de cualquier otro lugar del mundo, pero siempre sonrientes y con un garbo que ha sido cantado en miles de composiciones populares de todo el país.
El paisaje en Santiago somos todos los que hemos nacido en esta tierra o la elegimos como nuestro hogar. Estamos dispuestos a honrar a quienes vengan como turistas mostrándonos tal cual somos, sin disimulos, sin poses, seguros de que la autenticidad y la honradez es un valor que se cotiza a la hora de decirle al mundo aquí estamos, somos un campeonato de motociclismo, sí, pero también somos mucho más que eso.