Domingo. Un fantasma del doctor Dado Viano debe seguir recorriendo los pasillos del sanatorio en que él dejaba sus afanes de ángel terrenal.
Afuera la calle tarda en desperezarse luego del sábado. Hay poca gente a la mañana, pero a la tarde seguramente se poblará de los que van al parque Aguirre a tomar sol.
A esta hora, mediodía del 4 de agosto del 2013, algunos han comenzado a encender el carbón para el asado bajo las casuarinas del parque. Otros degustan con anticipación las pastas caseras que prepara la patrona. O las deliciosas empanadas.
Y en lo que fuera el más santiagueño de los sanatorios de antes, el duende de Francisco Viano sigue visitando a sus pacientes, “porque, ¿sabe doctor?, tengo un dolorcito que no se me va”.