Historia del festival de la Salamanca

El Festival Nacional de la Salamanca nació como idea en 1991, pero se concreta recién en el año 1992. Su primera edición se realizó en el club Sarmiento de La Banda y comenzó siendo un acontecimiento comunitario, por la gran participación de instituciones; centros vecinales; clubes deportivos y sociales, que contribuyeron aportando su trabajo en la organización e intentando recaudar fondos.

Por aquel entonces, entre las carpas de ventas de comidas y bebidas, se destacaba la de Perchil, en la que un grupo de personas de La Banda vendían pescado: bagre; dorado a la parrilla y chupín eran especialidades muy requeridas por los concurrentes.

Una gran carpa de bebidas era cedida, a los directivos del club, a cambio del préstamo de las instalaciones para realizar la fiesta. Las de comidas y bebidas eran para otras instituciones que deseaban recaudar fondos para sus necesidades, ya que en su gran mayoría eran entidades sin fines de lucro.

 

Los quinchos eran improvisados con paja y caña que rodeaban la cancha del club Sarmiento.

El festival no tenía un escenario fijo, ideado, ni confeccionado, se improvisaba uno con los pocos recursos económicos con los que la gente de la organización contaba. Fue entonces que Carlos Carabajal, trabajó la escenografía, la primera, que consistía en una tela tipo lienzo, pintada con imágenes de la cueva de La Salamanca y sus habitantes: duendes y animales, pintada por el plástico Lito Garay y con la colaboración Joshela Scrimini.

Ese año se realizó un homenaje a Jacinto Piedra quien había muerto trágicamente en un accidente. En el escenario se colocó una imagen de este músico, pintado en un telgopor grande sostenido por ramilletes de globos inflados con gas que los organizadores pensaron elevar al cielo en determinado momento del festival, pero la imagen quedó suspendida agarrada de un árbol del club. Este hecho generó un murmullo y comentario general que “Jacinto no se quiere ir, quiere quedarse en el festival”. A raíz de este hecho y en reconocimiento a la trayectoria de Jacinto Piedra, desde entonces el escenario lleva su nombre.

Los primeros locutores de este evento fueron Lito Cabrera de Sumampa y Coco Coronel Monjes de Jujuy con la coordinación de Miguel Coria.

 

Buscando vestir de efectos el escenario, cada noche se preparaba un cartel grande con las letras “La Salamanca”, que se rellenaba de estopa que luego se encendía, con lo que se simulaba el fuego salamanquero. De esta forma, cada noche, iniciaba el festival, que era acompañado por los fuegos de artificio que iluminaban el cielo de la ciudad de La Banda denominada “La cuna de poetas y cantores.”