Sigue la temporada musical en Santiago durante todo el invierno. El fresco los impulsa quizás a pulsar sus instrumentos con más fuerza, con renovados bríos.
Lo mejor de todo es que en una esquina puede haber rock, a la media cuadra folklore y más allá tango o pasodobles. O cualquier música que se le ocurra a quien va paseando por la Tucumán o la Absalón, sus hábitats más seguros, casi siempre al mediodía o a última hora de la tardecita.
Grandes intérpretes de la música hicieron sus primeras armas tocando sus instrumentos en las calles, otros hay que nunca salieron de ellas porque allí encuentran la razón de ser de su arte. Y los santiagueños disfrutan de unos y otros sin importar si son novatos o experimentados.
Mientras este invierno, uno de los mejores que ha tenido la provincia va pasando manso durante agosto, la música seguirá endulzando los oídos de visitantes y turistas.
Los atistas santiagueños construyen la identidad musical de la provincia en sus calles, en sus plazas, al aire libre, en salones o en los patios de tierra.
¿Quiere una chacarera?, ¿una cumbia?, ¿rock del recuerdo?
Ahí va.