Hacer turismo y a la vez aprender tareas del campo, como criar cabras, elaborar quesos, trabajar en telar o en una huerta orgánica, es la propuesta de una cooperativa de turismo rural campesina vecina a Las Termas de Río Hondo, en Santiago del Estero, donde la oferta se completa con sus aguas termales.
Se trata de una iniciativa enmarcada en la Red Argentina de Turismo Rural Comunitario, que en este caso bajo el nombre de Huellas de San Francisco se centra en varias localidades y parajes cercanos a ese centro turístico santiagueño, como Villa Río Hondo, El Brete, Acos y Pozo del Arbolito.
En el ambiente tipificado como «monte chaqueño», en un llanura seca y pedregosa crecen pastizales duros y arbustos espinosos, junto con tunas, cáctus y palmeras carandai, estas familias campesinas logran captar la atención del turismo con sólo ejercer sus oficios y actividades cotidianas, en forma organizada.
Los vecinos cuentan con asistencia de técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y de la Carrera de Turismo Rural de la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires, en tanto el programa es impulsado por los ministerios de Turismo, de Desarrollo Social y de Agricultura.
El turista que antes pasaba por esa parte del departamento Río Hondo, en el centro este de Santiago del Estero y no encontraba motivo para permanecer en esos caseríos de criadores de cabras y agricultores artesanales, ahora tiene una nueva propuesta.
Su gente le ofrece la posibilidad de compartir precisamente ese ritmo de vida durante sus vacaciones y experimentar el encanto del monte.
Allí podrá alojarse en viviendas de estas sencillas y emprendedoras familias, que se levantan y se acuestan temprano, para durante el horario diurno -salvo la hora de la siesta- cultivar la tierra, criar el ganado caprino y producir sus artesanías.
El turista puede aprender los secretos para fabricar dulces o arrope y mantener una huerta orgánica en suelo que no es de lo más fértil y necesita una preparación especial, además de saber combatir plagas sin agroquímicos.
Allí podrá participar de la cosecha del maíz y de zapallos y le enseñarán a recolectar miel natural de panales, su mantenimiento y el cuidado de abejas.
Quien se interese por el criado y atención de cabras también aprenderá a fabricar quesos con su leche, y si le gustan las artesanías se puede animar a confeccionar tejidos con hilos de palmera nativa, con la cual también producen cestería artesanal.
La gastronomía se basa en platos locales como humita con queso de cabra, locro, tamales, empanadas caseras o cabritos al horno de barro con leña.
Además de enseñar a preparar estas delicias, la cooperativa ofrece circuitos de senderismo y paseos a caballo, con guía local y espacios para quienes quieran instalar campamentos.
La oferta turística comunitaria, cultural y natural se complementa con el termalismo, que es el principal atractivo de la ciudad cercana: Las Termas de Río Hondo.
Los campesinos también ofrecen guiados ecoturísticos por el monte chaqueño, donde enseñan a reconocer plantas medicinales y especies arbóreas, junto con la observación y reconocimiento de aves y de la fauna terrestre que alberga la vegetación baja y cerrada.
Otros atractivos de la zona lo constituyen sus museos y monolitos, que recuerdan hitos y eventos de la historia de la Independencia argentina, fiestas religiosas y huellas del paso de San Francisco Solano, de quien lleva el nombre este circuito de turismo rural comunitario.
En la región hay celebraciones en diversos momentos del año, entre las que se destacan la fiesta patronal en honor a la Virgen del Pilar, el 12 de octubre, en Villa Río Hondo, y la Fiesta de la Virgen del Valle, en Pozo del Arbolito.
El emprendimiento Huellas de San Franciso se ubica a unos 65 kilómetros de Santiago del Estero, por la Ruta Nacional 9, y a 85 de San Miguel de Tucumán, por caminos en buen estado.
Se accede en vehículo propio o mediante el servicio de buses, aunque en este caso para los traslados internos se deberá alquilar un coche en el lugar o contratar un remís.